Ideas en Subte

Ideas en Subte es un blog de texto y audio con microrrelatos creativos que surgen durante mis viajes diarios en subte. Cada episodio es una cápsula breve donde comparto ideas, reflexiones y pequeñas historias que nacen en esos minutos de tránsito bajo tierra o de camino a casa o a la oficina. Este espacio forma parte de mi camino personal de transición, desde empleada a emprendedora. Aquí encontrarás inspiración y compañía para tu propio proceso de cambio y crecimiento.

Por Marina Ciri • [TIEMPO] min de lectura • [LÍNEA], rumbo a [DESTINO]

Toda la semana, de lunes a viernes, mientras hago la transición de empleada a emprendedora, voy a trabajar a mi empleo en el ámbito de la cultura, y para llegar a la oficina, tomo el subterráneo de la línea “A” desde la estación Acoyte hasta la última estación Plaza de Mayo.

Cada mañana, apenas subo al vagón del subte, me coloco mis airpods y, generalmente, me pongo a escuchar audiolibros y charlas sobre temas que me interesan. Varían bastante… pero suelo inclinarme por ciencia mental, marketing, negocios, metafísica, arte, biografías y, a veces, algunas clases de inglés. Depende del día, depende de las ganas.

El bendito algoritmo parece que me aprecia bastante y siempre me regala recomendaciones interesantes. Justo en estas semanas vengo escuchando a dos autores que considero mis mentores: Thomas Troward y Genevieve Behrend (aclaro -por si les interesa-: leo sobre estos temas desde los 18 años; sólo que en esa época, principio de los 90, no era muy común consumir estas lecturas… pero a mí me fascinaban).

Particularmente, hoy viernes venía escuchando a Genevieve, un audiolibro que repito mucho: “Tu poder invisible”. Y repentinamente… en medio del estado de concentración, parada en el último vagón, en ese instante apareció ella… (una voz… mi voz…) la que se autodenominó: “la máquina de ideas”.

La conversación con ella -mi voz interna- me decía que mi mente es mi casa, y mi casa es Dios, o la mente creadora, y que en esa casa vive una señora, que mi voz (o la voz de una mente original)  bautizó con un nombre: “Matrixia” (mezcla de Matrix y Patricia) no me pregunten de dónde salió esa mezcla….porque no lo sé…así me llegó!. 

Sepan que todo esto sucedía mientras caminaba desde Plaza de Mayo a la oficina, y a medida que la conversación conmigo misma se intensificaba, tomé conciencia de que me estaba escuchando a mí misma y no a ella, la susodicha que habita en mi casa mental.

La señora Matrixia me habla todo el día, es una voz permanente que ahora entendí que no soy yo, sino ella. Podríamos decir que como le dicen algunos, es la “loca de la casa”, que lleva conmigo desde hace 50 años. Imaginen a una mujer que fue creciendo conmigo, pero guiándome en base a un programa limitado de supervivencia y condicionamientos. Y algo más importante, la voz de Matrixia se replicó en mi vida a través de muchas otras voces más familiares y cotidianas.

Imaginen que todo esto sucedía en milésimas de segundos… la voz interactuaba con mi mente y así fluía una gran y potente conexión consciente con lo que creo podría ser la mente creadora o la «Divina Generación» (según Genevieve). 

La cosa es que esta señora creció conmigo. La verdad es que no sé cómo llegó a mi mente, ni cuando se mudó a mi espacio mental.  Pero se instaló allí cómoda y con un programa bajo el brazo… ¡bastante limitadito!.  Diría que de supervivencia pura, «tienes que hacer esto», «cuidado con aquello»,  «esto sí», «esto no», «eso está feo», «eso está mal», «ella te quiere», «ella no te quiere». Y así Matrixia me habla todo el día. Me comenta todo, opina, juzga, organiza, interrumpe, me alerta, me recuerda, y me exige.

De repente e imprevistamente… tuve mi propio eureka!  y pensé…pero …esta señora es la que me crió!!!. Literalmente…es la voz que me acompañó toda la vida, que me quiso cuidar pero terminó dejándome desconectada de mi propia voz.

Y sin darme cuenta,  me estaba auto escuchando explicándome a mi misma, que todos estos años, Matrixia había estado viviendo en mi casa mental, amoblando mi cabeza con una memoria programada, con limitaciones, miedos y culpas. Y yo, desde la infancia, con esta máquina de ideas a full, queriendo experimentar, crear… pero a la vez, frenándome porque no coincidía con lo que Matrixia consideraba «seguro». De hecho, hubo una época donde la loca de la casa (cariñosamente) se quiso quedar con mi espacio mental. ¡Se quiso apropiar de todo!

Lo cierto es que Matrixia decoraba la casa a su manera, me cerraba ventanas, prendía alarmas, me ponía horarios…cancelaba gente. ¿Una dictadura mental ? ¿podríamos decir?…

Hasta que hoy tomé consciencia de todo esto gracias a mi propia voz que pude por fin escuchar … y dije: «¡Basta!»  Por primera vez la enfrenté. No para desalojarla. Sino para comunicarle: «Matrixia, gracias por todo, pero la dueña de casa no eres tú».

Y ahora estoy en esa transformación: la escucho, pero con conciencia, la corrijo cuando se va al extremo, converso con ella, la educo… y ¡le pongo límites!

Sin dudarlo le dije clarito: «Matrixia, querida, desde ahora mi casa… ¡La manejo yo!

Creo que por ahora, nos llevamos bien…seguimos juntas…pero cada una en su lugar.

Este microrelato fue grabado mentalmente entre Plaza de Mayo y mi oficina.

¿Y ustedes? ¿Reconocen esa voz interna que los acompaña todos los días?

Los invito a compartir en los comentarios cómo es tu propia “Matrixia” y qué historias les cuenta. ¡Me encantaría leerlos, leerlas y saber si también tienen una máquina de ideas dentro tuyo!

Artistic blur of a subway train in motion in Buenos Aires, Argentina.

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