Overhead view of a stressed woman working at a desk with a laptop, phone, and notebooks.

Emprender, pero… ¿y si no soy lo suficientemente buena?

Cómo el síndrome de la impostora te frena (y qué hacer al respecto)

Cada vez que tomas la decisión de emprender, sientes esa chispa de emoción, ese deseo de crear algo propio, algo que aporte valor al mundo. Sin embargo, a medida que te acercas a la acción, un pensamiento empieza a invadir tu mente: “¿y si no soy lo suficientemente buena?”

La verdad es que muchas mujeres se enfrentan a este mismo dilema. No es raro dudar de tus capacidades, cuestionar tu preparación o preguntarte si realmente tienes lo necesario para tener éxito. Y es que, aunque es natural tener miedo, lo que muchas veces lo acompaña es algo mucho más insidioso: el síndrome de la impostora.

¿Qué es el síndrome de la impostora y cómo afecta a las emprendedoras?

Este síndrome se caracteriza por la sensación de que, en cualquier momento, las demás descubrirán que no eres tan buena como crees. Sientes que tu éxito no se debe a tu esfuerzo, sino a la suerte o a factores externos. En el contexto del emprendimiento, esta sensación se convierte en una barrera invisible que puede paralizarte y hacerte postergar constantemente el lanzamiento de tu idea, producto o servicio.

El síndrome de la impostora puede llevarte a sentir que no sabes lo suficiente, que no tienes la experiencia necesaria o que hay otras personas mucho más capacitadas que tú. Y con el tiempo, esa sensación de inseguridad crece, haciendo que la idea de emprender se convierta en un proyecto que nunca termina de arrancar.

¿Por qué el síndrome de la impostora afecta especialmente a las mujeres emprendedoras?

Es importante destacar que el síndrome de la impostora no es algo exclusivo de las mujeres, pero sí afecta más a menudo a quienes se enfrentan a situaciones de alta presión, como el emprendimiento. La sociedad, los estándares de perfección y la idea de que debemos estar siempre “preparadas” antes de dar un paso, contribuyen a que muchas mujeres sientan que no están listas o que no son lo suficientemente buenas.

Además, las expectativas sobre cómo debe ser una emprendedora exitosa (siempre confiada, siempre con todo bajo control) generan una desconexión con la realidad. La verdad es que emprender no es un camino lineal. Cometerás errores, aprenderás sobre la marcha y te sorprenderás de lo que eres capaz, pero eso no significa que tengas que esperar a sentirte “perfectamente preparada”.

¿Cómo el síndrome de la impostora te frena?

Este síndrome se manifiesta de diferentes maneras, pero las más comunes entre las emprendedoras incluyen:

  • Miedo a la exposición: Te da pavor la idea de mostrar tu proyecto al mundo. La inseguridad te hace sentir que si alguien descubre tu emprendimiento, notará todas tus “imperfecciones” y juzgará tus habilidades.
  • Perfeccionismo paralizante: Sientes que no puedes lanzar hasta que todo esté perfecto: el diseño, el producto, la estrategia. Esto te lleva a procrastinar constantemente, porque nunca consideras que estás “lista” para dar el paso.
  • Comparación constante: Te comparas con otras emprendedoras que parecen tener todo resuelto y te sientes que tú nunca llegarás a ese nivel. Esto te hace dudar de tu capacidad y valor.
  • Autosabotaje: Incluso si tienes una idea increíble, las dudas te hacen postergar todo lo que es necesario hacer. Terminas no lanzando tu producto, no tomando acción y no siendo visible.

¿Cómo empezar a superar el síndrome de la impostora?

Aquí está la clave: no necesitas ser perfecta, solo necesitas empezar.

Es normal tener miedo. El hecho de que sientas miedo de ser “descubierta” no significa que no seas capaz. Significa que estás fuera de tu zona de confort, y eso es lo que te empujará a crecer.

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